La mayoría de carrosaleños se volcaron con una tradición que cada año atrae a más turistas de pueblos cercanos. El Domingo de Resurección es uno de los días más grandes del año en Cañada Rosal, centenares de niños y niñas se erigen en protagonistas de este día y cumplen con la tradición de pintar sus huevos en la Plaza de San Joaquín y Santa Ana.
Desde hace muchos años, cada Domingo de Resurrección se viene celebrando en Cañada Rosal una tradición muy singular característica de este pueblo de la Campiña sevillana, la fiesta colonial de los huevos pintados. A los niños y niños del pueblo se les hace entrega de huevos cocidos para que ellos pasen a decorarlos. Posteriormente, se le entrega a cada uno de ellos un paquete y un refresco como obsequio.
Es una costumbre heredada de los antepasados colonos que llegaron hasta estas tierras para la fundación de las Nuevas Poblaciones. Bajo el reinado de Carlos III, se llevó a cabo en la segunda mitad del siglo XVIII uno de los proyectos más importantes de la Ilustración española: la colonización y creación de las denominadas Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía. Junto a sus esperanzas los colonos traen con ellos las costumbres y tradiciones de sus países de origen. Algunas se pierden con el paso de los años y otras, como es la tradición de los huevos pintados en la Pascua de Resurrección llegan hasta nuestros días.
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Canasto de huevos pintadas / Fuente propia |
Las actividades de este día están organizadas por el Ayuntamiento de Cañada Rosal y la Asociación de Amigos "27 de Agosto" y patrocinadas por la Diputación Provincial de Sevilla, así como cuentan con la colaboración de Hermandades y demás grupos.
2. Texto: Propio. Gonzalo Rull García.
3. Fotografía: Propia.
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